miércoles, 26 de diciembre de 2007

El año que se va

A pocos días para culminar el 2007, es momento de reflexionar sobre nuestras actividades, triunfos y decepciones de todo un año. No es mal momento pues para echar una mirada al año que se va desde la realidad política, social y económica de nuestra Isla. El ánimo reflexivo en postrimerías de años, décadas y siglos es común y justificable no ante la inclinación natural de los seres humanos de continuamente rememorar el pasado; sino como ejercicio fructífero para enfrentar el futuro siempre desconocido. Es decir, es propio mirar al pasado para no repetir errores y corregir rumbos.

El 2007 es el tercer año de esta experiencia de gobierno compartido, que gracias a las intransigencias de nuestro tiempo, se ha convertido en gobierno dividido. Atrás quedaron el trauma del cierre gubernamental y el desconocimiento del mandato de unicameralidad en 2005 y la aprobación del indeseado IVU en 2006. El 2007, cómo para añadir insulto al agravio ha sido el año de la investigación federal contra el gobernador Acevedo Vilá, que ha logrado desviar el foco de lo que debiera ser la atención única de gobernante y gobernados, el País. Mientras las autoridades federales no tienen problema en demostrar su supremacía dentro de la relación de estado libre asociado, el Partido Popular oscila, sin orientación ideológica entre la decepción por la intentona contra un Gobernador determinado a salvar su gestión política y la interrogante eterna de si nos conviene que los federales manden y, claro está, paguen muchas cosas.

Este ha sido también año de creciente ingobernabilidad. Ante la incapacidad del estado, incluyendo la Legislatura, de canalizar con cierto grado de conformismo, las frustraciones que sentimos cuándo no logramos nuestras aspiraciones, cada cual se siente libre de procurar su bienestar sin importarle recurrir a la ilegalidad. Estas actitudes tan arraigadas en el País por la pasada década y media nos regalaron la triste confrontación violenta en Paseo Caribe como inicio de un convulso mes de diciembre. Esto, sin referirnos a la empecinada pero aún no materializada huelga de maestros.

Cómo si el plato principal no fuera casi indigerible, en lo que constituye la culminación de un cuatrienio plagado por la pereza y el sabotaje legislativo, el liderato de la Cámara de Representantes ha bloqueado sin ninguna razón la mayor parte del paquete de medidas de estimulo económico que presentó el Gobernador en dos sesiones extraordinarias. La estrategia es clara; matar por inacción toda legislación que pueda iniciar una recuperación económica. Poco les importa llevarse de por medio medidas tan necesarias como la sala de trauma de Mayagüez. Con esto creen garantizar el fracaso de la administración Acevedo Vilá, aunque la peor parte la lleve el País.

A esto se añade el vencimiento de la Ley de Incentivos Industriales y el penoso ejercicio de sustituirla. El Presidente de la Cámara de Representantes, desoyendo clamores de importantes sectores industriales y de inversión, se empeñó en radicar un proyecto que era el producto de una evidente falta de consenso. El planteamiento principal de los que se benefician de estos incentivos, --valga decir que son también los que arriesgan su capital-- era que no se les tomó en cuenta. Cuando el consenso era extender la vigencia de la ley actual, la mayoría legislativa quiso hacer lo que a penas ha logrado durante todo el cuatrienio, legislar. Al final hubo que extender la vigencia de la ley de 1997 habiéndose provocado innecesariamente un clima de inestabilidad empresarial muy peligroso para nuestro desarrollo económico.

Finalmente, hace unas semanas hemos visto al liderato del Senado admitir sin ningún pudor que ante una nueva y lamentable baja en el Tribunal Supremo, sus esfuerzos estarán concentrados en bloquear cualquier nominación del Ejecutivo, para así lograr el tan anhelado balance, que es más bien control ideológico de esa institución. Algunos legisladores dan la impresión de estar tan seguros del respaldo electoral que poco les importa burlarse de la voluntad del pueblo. En eso Hugo Chávez les dio una lección de civismo democrático aunque todavía esté por verse lo genuino de su respuesta ante la derrota en el referéndum para la reforma constitucional en la hermana república venezolana.

El pueblo de Puerto Rico debe estar atento a los desmanes que produce el exceso de confianza de una clase política constituida en partidocracia. Nuestros políticos pueden y deben ver ajustadas sus cuentas en el proceso primarista de marzo y en las elecciones generales de 2008. Es tiempo de exigir con nuestro voto y militancia respeto a la democracia y a las verdaderas necesidades del pueblo, sin importar colores y preferencias. Aunque no sucediera nada más esa sería suficiente agenda para el año que está por comenzar. Nada es más importante en estos momentos que la madurez y la sensatez del pueblo que toma conciencia de sus realidades y está dispuesto a moverse hacia las soluciones partiendo desde lo más elemental en una democracia; el voto.

Si bien el recuento de 2007 parecería dejarnos sin esperanzas, nos queda tiempo y debemos tener la determinación de ir forjando en el año que está por comenzar un verdadero proyecto puertorriqueño. ¡Feliz y Próspero 2008!

domingo, 23 de diciembre de 2007

Mensaje del Editor

Bienvenidos al blog de análisis crítico de la actualidad política puertorriqueña. Al inicio del año electoral esperamos que este espacio sirva para la discusión seria y respetuosa de la realidad del País. El choque de ideas y opiniones debe resultar en un mejor acercamiento de los lectores al ejercicio democrático de noviembre próximo.