sábado, 31 de mayo de 2008

Encuesta El Nuevo Día y Primaria Demócrata

Ángel Rosa analiza la encuesta de El Nuevo Día y la primaria demócrata de Puerto Rico.

viernes, 30 de mayo de 2008

Purificaciones semánticas y soberanía

La última vez que hice uso de este espacio fue en vísperas de aquel 27 de marzo que de una forma u otra será definitorio en nuestro destino. Entonces se vislumbraba una contienda electoral muy parecida a tantas otras. Un Gobernador muy debilitado intentaría la reelección frente al discurso de cambio de su recientemente escogido contrincante. Pero los funcionarios federales de turno tenían preparada una variable que le cambiaría el rumbo a las campañas de ambos partidos. Con toda intención, quise esperar la disminución de la estática del momento para hacer una evaluación ecuánime de lo que está sucediendo.

Cuando todo parecía venirse abajo para Aníbal Acevedo Vilá en sus aspiraciones a continuar gobernando el País, el avezado político que es, pidió tiempo al Partido Popular para ponderar el futuro de ambos. Un mes después, concluido un cauteloso proceso de consolidación de su liderazgo, el Gobernador convocó a la Asamblea General del PPD y les explicó por qué las acusaciones en su contra en realidad ponen de manifiesto los menguados poderes del Estado Libre Asociado, para conducir por camino de dignidad el desarrollo de Puerto Rico.

De nada sirvieron los “consejos” de la Asociación de Alcaldes y las objeciones del más acendrado rafaelismo. La asamblea lo aclamó enardecida y Aníbal Acevedo Vilá demostró una vez más por qué el suyo es el mejor instinto político de los últimos 20 años. En ese mes de reflexión el Gobernador fue avanzando por un espacio hasta entonces intocable y temido por su partido. Su olfato de superviviente subestimado le ayudó a descubrir que ante la falta de consenso que nos aniquila después del tiempo de las supermayorías muñocistas, era el momento para intentar el camuflaje del status.

Sostengo que lo que sucedió en el Coliseo Agrelot constituye un acto trascendental en la historia del PPD. Se trata de proveerle al partido una agenda de la que carece hace décadas. Los que fuimos a la Asamblea esperando escuchar una justificación de la viabilidad política del gobernante acusado, salimos con el adelanto de toda una agenda para un partido, mejor dicho, para un país cuyo destino según el Gobernador, es igual al suyo. Dentro de ese eje de partido-pueblo y gobernante-destino, el Gobernador anunció que era hora de luchar por la agenda inconclusa de Muñoz. Con la anuencia de la vieja y la nueva guardia popular y en la algarabía de una asamblea general, Aníbal habló de soberanía.

Tres semanas después, el Comité de Status del PPD ha develado la definición de lo que han bautizado como el Estado Libre Asociado Soberano. El ELA Soberano, parte de dos postulados principales: 1) la soberanía inherente de los pueblos sobre su destino y, 2) el vínculo de la ciudadanía americana. Hasta ahí la lógica es irrefutable. Una vez definidos los linderos, la Comisión intentó conjugarlos para construir un discurso político. La más abarcadora conjugación reza: “…se dispone el alcance de los poderes jurisdiccionales que el pueblo de Puerto Rico autoriza dejar en manos de los Estados Unidos y retiene los restantes poderes o autoridades jurisdiccionales. Lo esencial es que bajo esa premisa, las competencias gubernamentales que Estados Unidos ejerza en Puerto Rico surgen por el consentimiento específico y no genérico del pueblo de Puerto Rico.”

De lo anterior surgen dos conclusiones inescapables. 1) En 1952, el Pueblo de Puerto Rico no dio su consentimiento específico a los términos del ELA; es decir, el ejercicio de 1950 no fue uno de libre determinación. 2) La agenda futura será abrir negociaciones para definir las áreas jurisdiccionales del nuevo pacto sobre las que el pueblo tendrá que dar su consentimiento específico. Todo dentro del vínculo no negociable de la ciudadanía norteamericana. Lo primero es verdaderamente revolucionario pues representa un giro de 180 grados al discurso tradicional del PPD. Lo segundo no se podrá lograr sin la voluntad y compromiso de quienes gobiernen los Estados Unidos de América a partir de 2009. Por ahora no existe ese compromiso.

El PPD debe estar consiente de que este lenguaje no se puede despachar meramente cómo un asunto de claridad y semántica que se quedó sin trabajar en 1952. Más bien pareciera que se busca redefinir el Estado Libre Asociado hacia un pacto de libre asociación. Cómo era de esperarse, para los detractores del PPD esto no es autonomía, sino soberanía nacional y se preparan para una nueva ronda de miedo. Por otro lado, a muchos estadolibristas les parece que si fuese un asunto sobre la semántica del ’52 bastaría con notificar al Congreso, luego de una Asamblea Constitucional de Status, que el pueblo de Puerto Rico en el ejercicio de su poder y dentro del convenio contraído, desea revisar los poderes delegados y los retenidos, a fin de servir los mejores intereses de ambos pueblos.

Sospecho sin embargo, que la intención de lo aprobado por el Comité de Status del PPD no tiene diferencia alguna con la reducción argumentativa de la oración anterior. El problema es que la nueva definición parece igual de confusa que lo que intenta aclarar. Lo mismo dice una cosa que la otra. Puede que se esté buscando el voto independentista y por eso se prescinde de la retórica de unión permanente. Pero la semántica resulta importante, porque de ella dependerá que los populares que no quieren que se ponga en riesgo el concepto de unión permanente, encuentren espacio dentro de su partido.

Sería el colmo que después de dos décadas de inercia ideológica, a 50 años de las supermayorías muñocistas, el PPD termine con una necesaria agenda de status y sin un pueblo que la respalde y la convierta en mayoría. Por lo pronto, hace falta contenido ideológico que se traduzca en mensaje sencillo para todos los estadolibristas. Después de todo, se trata de un partido centrista que hasta ahora se ha definido contrario a la independencia y a la estadidad. Quizás esto tenga un efecto purificador, aunque electoralmente arriesgado por confuso. Puede que sea la semántica.