lunes, 8 de noviembre de 2010

Nuevo partido en Puerto Rico

Coraje + frustración = derrota

La semana pasada, los electores norteamericanos enviaron un mensaje contundente al presidente Barack Obama. Los resultados de las elecciones congresionales demuestran que los estadounidenses no están satisfechos con las políticas de su administración para reactivar la maltrecha economía. Los votantes pidieron de muy mala forma a Obama que cambie el rumbo.

A partir de enero próximo, los republicanos tendrán una ventaja de 55 escaños en la Cámara de Representantes (239-184), mientras que en el Senado, a pesar de que no obtuvieron la mayoría, lograron reducir la ventaja demócrata a 6 escaños (53-47). La escasa mayoría demócrata en el Senado no será suficiente para detener los anunciados esfuerzos obstruccionistas de sus rivales pues se necesitan 60 votos para detener cualquier artimaña parlamentaria. Con toda seguridad la agenda legislativa de Obama se verá detenida en ambas cámaras del Congreso.

¿Por qué la derrota? La incapacidad de la Administración Obama para crear empleos unida a una percepción generalizada de que el Gobierno federal ha crecido desmedidamente, le permitió a los republicanos una victoria amplia, a pesar de que nunca aclararon cómo van a revertir las políticas de Obama. El partido del elefante simplemente capitalizó el coraje y la frustración ante una mala economía.

Después del resultado electoral, el Presidente parece haber entendido las razones para la paliza. En sus primeras expresiones ha reconocido que una supuesta estabilización económica no fue suficiente para contentar a los electores. La insatisfacción de la gente, ante casi un 10% de desempleo, requería medidas audaces para poner la gente a trabajar.

Ahora que no tendrán control del Congreso, los demócratas van a depender de la astucia de Obama para trabajar en consenso con un Partido Republicano, que ha prometido recortar $100,000 millones en gastos durante 2011. Si bien es cierto que será imposible para los republicanos derogar legislación como la reforma de salud, harán lo posible por no aprobarle un presupuesto al Presidente para asfixiar su agenda.

Ante esto, Obama tiene dos opciones: intentar un entendido a medio camino con los envalentonados republicanos o continuar con su agenda y apostar al tranque para responsabilizar a los republicanos del fracaso. Al fin y al cabo, la estrategia republicana para crear empleos suena igual de descabellada que la reactivación económica pretendida por Luis Fortuño con la reforma contributiva.

Según Eric Cantor, nuevo portavoz de la mayoría en la Cámara federal, la propuesta republicana se fundamenta en reducir los impuestos y las regulaciones gubernamentales al sector privado para promover una expansión del empleo. Esto le añadirá $4 billones a la deuda de Estados Unidos, más cientos de miles de millones de dólares en pago de intereses. Tal endeudamiento reducirá significativamente las posibilidades de una recuperación económica en los próximos dos años. Desde ahora podemos adelantar que el tema principal de la elección presidencial de 2012 será la economía y los empleos.

En Puerto Rico, el nuevo panorama de Washington complica las cosas para la Administración Fortuño. Los recortes presupuestarios que lograrán los republicanos afectarán la implementación del programa insignia del PNP, Mi Salud. Ahora será más difícil conseguir la paridad. Además, una mayoría conservadora en el Congreso aleja vertiginosamente la posibilidad de que se discuta siquiera someramente el status político de Puerto Rico. Para el comisionado residente vienen días aciagos, ya que la isla no tendrá prioridad alguna en la nueva agenda congresional.

No vendría mal para los políticos del PNP entender y aplicar en su contexto las lecciones aprendidas de mala manera por Obama el pasado 2 noviembre. Primero, en política, percepción es realidad. De nada sirve repetir estribillos publicitarios autocomplacientes, si en la calle la gente percibe una realidad distinta. Segundo, una economía debilitada, que no produce nuevos empleos, siempre conduce a una derrota electoral. Mientras, el PPD no debe enfocarse exclusivamente en capitalizar un voto de castigo. Porque como la historia está a punto de demostrar en Estados Unidos, ganar el poder político es mucho más fácil que producir soluciones para las frustraciones que generan los tiempos de crisis.

martes, 2 de noviembre de 2010

Antes de las congresionales