lunes, 6 de diciembre de 2010

El fantasma de otra huelga

La situación prevaleciente en la Universidad de Puerto Rico es altamente preocupante. A menos de seis meses de haber concluido una huelga estudiantil que lo paralizó por 62 días, el principal sistema universitario del País enfrenta nuevamente el fantasma de otro paro. En esta ocasión el impasse lo produce la determinación de la Junta de Síndicos de añadir a los costos de matrícula una cuota especial de $800.

Como es natural, una inmensa mayoría de los estudiantes se opone a la cuota. La Junta de Síndicos, por su parte defiende la cuota especial aduciendo que con el estimado de recaudos de la misma, la UPR ha garantizado una línea de crédito de $100 millones para cubrir gastos operacionales.

A diferencia del pasado conflicto esta vez el estudiantado parece estar dividido en cuanto a las estrategias para combatir las decisiones de la administración. Las asambleas de estudiantes llevadas a cabo en los diferentes recintos van revelando la fragmentación del cuerpo estudiantil ante otra huelga.

En el Recinto de Río Piedras 1,783 estudiantes reunidos en una tensa asamblea, decidieron un paro de 48 horas que deberá comenzar mañana y un paro indefinido a partir del 14 de diciembre, si la Junta no desiste de la cuota. Sus contrapartes de Mayagüez decidieron oponerse a la cuota, a la vez que rechazaron ampliamente la posibilidad de otra parálisis académica a menos de un mes de que concluya el semestre. La postura de los dos recintos principales recoge a grandes rasgos la del estudiantado del resto del sistema.

El asunto se complica ante la probatoria en que la Middle States Commission on Higher Education mantiene a 10 de los 11 recintos universitarios. Una nueva interrupción prolongada de las clases no sería razón para la pérdida de acreditación, pero tendría el efecto de agravar el señalamiento de ingobernabilidad que hace años viene afectando los procesos acreditadores en la UPR. La acreditación es la puerta para el reconocimiento por la comunidad académica global de los grados concedidos en la Universidad. Es una fuente de prestigio académico.

La Legislatura de Puerto Rico aprobó legislación para que el 10% de los ingresos generados por la Lotería Especial nutra un fondo de becas para cubrir el costo de la cuota a los estudiantes que no reciben la Beca Pell. Se estima que este fondo generará unos $35 millones. Igualmente el Gobernador ha prometido que los recaudos del nuevo impuesto del 4% a la industria farmacéutica formarán parte de lo utilizado para computar la fórmula del 9.6% que recibe la UPR de los recaudos del ELA.

Ambas propuestas aunque positivas resultan insuficientes. Su impacto se reduce ante la actitud bravucona de la Junta de Síndicos y la gerencia universitaria que han advertido a los estudiantes que la cuota va y punto. Es asombroso cómo en vez de aumentar las alternativas, los administradores de turno cierran las posibilidades de diálogo. A esto se unen las expresiones violentas del Secretario de la Gobernación llamando a sacar a “patadas” a los profesores y estudiantes “izquierdosos”.

Un pequeño sector del estudiantado parece estar obsesionado con la huelga, demostrando así la misma intransigencia que critican en los administradores. Tal fijación tendrá el efecto indeseado de colaborar con el proyecto de destrucción universitaria que impulsa este gobierno. La Fortaleza ve la Universidad como un reducto de oposición al proyecto anexionista. Por eso Rodríguez Ema propone sin tapujos su estrategia de “bulldozer” que arrase con todo lo que no les complazca. Una huelga en este momento sería la mejor excusa para perpetrar el plan. Los universitarios debemos ser cautelosos ante tanta sinrazón.

Por su parte, la Junta de Síndicos tiene que actuar con sensatez para ir reestableciendo la confianza perdida. El cierre universitario tendrá consecuencias nefastas para el futuro de la Universidad y de Puerto Rico que la Junta viene obligada a proteger. La Legislatura debe intervenir inmediatamente para procurar que se alleguen a la UPR los recursos fiscales que resuelvan este tranque. De lo contrario el pueblo los juzgará severamente como liquidadores del mejor proyecto colectivo de nuestra historia.