domingo, 14 de marzo de 2010

De Cápsula al Supremo PNP

El analista de RADIO ISLA 1320, Profesor Ángel Rosa, analiza varios asuntos del acontecer político de Puerto Rico, desde el retiro de Willie Miranda Marín de la presidencia de la Asociación de Alcaldes, los enrredos de Toñito Silva con Junior Cápsula, las nuevas reglas del Supremo con mayoría PNP.

viernes, 12 de marzo de 2010

La guerra tiene que ser económica

Puerto Rico ha experimentado en años recientes un alza espeluznante en los asesinatos. A dos meses de comenzado el 2010, ya hemos superado por más de 30 el número de asesinatos a la misma fecha del año pasado. Ante esa realidad, la respuesta gubernamental es enfatizar en la llamada “guerra contra el narcotráfico”. Leyendo los informes de prensa resulta obvio que esta es una guerra desigual y que la peor parte la llevamos los ciudadanos.

La alta oficialidad de la Policía atribuye este fenómeno a la efectividad de ese cuerpo y de las autoridades federales en la incautación de drogas. Según el superintendente José Figueroa Sancha, la guerra entre puntos de droga generada por la acción policíaca es responsable del aumento en asesinatos.

Si seguimos esta lógica, no tenemos otra alternativa que esperar que el problema se agrave y que sigan muriendo jóvenes puertorriqueños atrapados en rencillas entre puntos. Después de todo, alguien podría sugerir que los que mueren son criminales y no pueden esperar otro desenlace para el estilo de vida que escogieron. El problema es que también están muriendo inocentes que nada tienen que ver con un narcotráfico sin control que mata a diestra y siniestra.

La Policía tiene razón cuando señala que la causa mayor de los asesinatos estriba en el lucrativo negocio del narcotráfico. Más aún, resulta evidente que la Policía hace lo que está a su alcance para impedir que la industria del narcotráfico continúe operando libremente. Pero lo que resulta una empresa con un alto volumen de ganancia que opera mediante un mercado ilegal, no puede seguir enfocándose como un problema policiaco.

El negocio del narcotráfico es igual a cualquier actividad de mercado. Si existe la demanda va a existir una oferta. En este caso, la dependencia de narcóticos es una condición de salud que va por encima del precio y disponibilidad de la mercancía. Dicho de otra forma, el que necesita consumir droga no se detiene a ponderar si su presupuesto personal puede ajustarse al precio.

Un estudio reciente de la Alianza para Reducir la Insuficiencia en el Tratamiento de Adicción a Drogas ha revelado que en Puerto Rico hay 60,000 adictos a la heroína, que consumen cerca de $3 millones diarios, lo que requiere $7.4 millones diarios en propiedad robada o destruida. Eso sin contar otras adicciones a sustancias controladas, como la cocaína. Un mercado como ese difícilmente responderá a incautaciones y escasez del producto.

Si en efecto queremos tener oportunidad para ganarle la guerra al narcotráfico habría que reducir dramáticamente la demanda por droga. Hay que atender las condiciones de los miles de adictos que todos los días se tiran a la calle en busca de droga. Al mismo tiempo, hay que intervenir con urgencia el contexto social que empuja a muchas de estas personas hacia la droga.

Para ello es necesario atender a la población que abandona la escuela antes de los 16 años porque no la ven como un instrumento para salir de la marginalidad social. Al abandonar la escuela no adquieren las destrezas necesarias para integrarse con éxito a la corriente productiva y muchos terminan trabajando en el punto. Allí pueden ganar fácilmente el dinero para vencer las insatisfacciones de la pobreza. Al final ésa es la población que termina peleándose por el control de las ventas del punto, muriendo en su mayoría antes de cumplir los 30 años.

Necesitamos poner en marcha una política pública que permita a la sociedad atacar el monstruo de las drogas desde una perspectiva integrada. Atendiendo con medicación al adicto y creando las condiciones para ofrecerle a los futuros empleados del punto los mecanismos para salir de la pobreza a base de educación y trabajo. Al fin y al cabo, reducirle los clientes y la mano de obra a un negocio es la manera más efectiva de sacarlo del mercado.