miércoles, 13 de agosto de 2008

El carácter es determinante

El diccionario de la Real Academia Española define carácter como el “conjunto de cualidades propias de una persona, que la distingue por su modo de ser u obrar”. Y añade: “fuerza y elevación natural de alguien, firmeza, energía”. Quiere decir, que cuándo nos referimos al carácter de una persona no sólo hablamos de sus rasgos distintivos, sino también de la fuerza de su personalidad. En política, el carácter constituye el elemento fundamental a la hora de que los electores pasemos juicio sobre los que gobiernan o aspiran a gobernar. De la evaluación que hacemos los ciudadanos del carácter de una persona pública depende el elemento clave que a fin de cuentas nos inclina a favorecer tal o cuál candidato: la credibilidad. Por eso, los juicios de carácter son objeto necesario de las campañas de los partidos y sus adversarios.

El encuentro entre Aníbal Acevedo Vilá y Luis Fortuño, para discutir las llamadas propuestas de alivio contributivo, no sólo fue una primera ocasión para verles sumergidos en el toma y dame propio de una campaña que ya entró en su último trimestre. Fue también ocasión oportuna para medir esa fuerza, firmeza y energía que la Real Academia define como carácter.

Parto de la irónica realidad de que después de tres años y medio de entorpecerse mutuamente con estrategias y ardides para imponer su idea de reforma contributiva, ambos partidos han decidido que es importante dilucidar tan complejo tema en los últimos tres meses del cuatrienio, cuándo ya nadie espera que se haga más de lo que hasta ahora no han hecho. Vale también decir que la política impositiva aprobada en 2006, es el resultado de la propuesta programática del PNP en 2004, para imponer un IVU que nos acercara al modelo contributivo de la estadidad. No dieron paso a ninguna propuesta alternativa presentada por el Ejecutivo, quién guiado por los cantos de sirena de la bonanza fiscal que traería el IVU, terminó en contra de su propia promesa, defendiéndolo en los tribunales. Aunque, en justicia habría que reconocer que el Gobernador hizo lo posible por llegar a un consenso con la Legislatura PNP con la que comparte el gobierno.

Así las cosas, tras la propuesta de Luis Fortuño para reintegrar el pago de contribuciones a los individuos que devenguen menos de 20 mil dólares, y de una contrapropuesta Popular para eximir a los que ganen menos de 30 mil dólares de la obligación de rendir planillas, el asunto ha pasado a ocupar lugar preferente en la discusión política preelectoral. Fortuño retó al Gobernador a convocar una sesión extraordinaria para considerar su propuesta, a lo que Aníbal respondió invitándolo a reunirse para discutir ambas propuestas y lograr un consenso. Fortuño se negó.

La cadena Noti Uno aprovechó la oportunidad para invitar a ambos candidatos a discutir en público sus propuestas y allí ocurrió el encuentro que nos permitió aquilatar su carácter. El Gobernador, rezagado en las encuestas, aceptó la invitación rápidamente intuyendo que sería una buena oportunidad para lucir bien ante el favorito, dada su reconocida sagacidad y experiencia. El Comisionado, sabiendo que no podía seguir aplazando un inevitable enfrentamiento, intentó sin éxito reproducir el legendario encuentro entre Rafael Hernández Colón y Baltasar Corrada del Río en 1988, en que el entonces Gobernador sorprendió a su contrincante llegando tarde al debate y confrontándolo con la inmortalizada frase “eche pa’lante.” Baltasar no pudo echar pa’lante y aquél debate se convirtió en el principio del fin de su candidatura.

Pero, ni Luis Fortuño es Rafael Hernández Colón, ni Aníbal Acevedo Vilá es Baltasar Corrada del Río. La llegada de Fortuño 20 minutos tarde y sin confirmar su asistencia, no tuvo el efecto esperado de confundir al Gobernador. Por el contrario, Acevedo Vilá lució mucho más agresivo cuándo tuvo al Comisionado ante sí. Intuitivamente, el Gobernador acaparó la palabra reduciendo al Comisionado a quejarse continuamente ante los moderadores, quienes le recordaban que eso le pasaba por llegar tarde. El resto del debate fue un intenso toma y dame del que Fortuño salió cediendo al pedido del Gobernador de que antes de convocar una sesión extraordinaria, la Cámara de Representantes debía realizar vistas públicas sobre las dos propuestas, mientras Acevedo Vilá aceptaba la propuesta del Comisionado para que un grupo de peritos trabajen una propuesta de consenso. Ese primer enfrentamiento sin duda lo ganó Acevedo Vilá.

Una vez fijado el acuerdo comenzó un aprieta y afloja dentro del liderato PNP, tratando de mover sus fichas para sacar a su candidato de la encerrona acordada. El Presidente de la Cámara no encontró buena la idea de convocar vistas públicas y a sólo horas del mencionado acuerdo, salía Luis Fortuño a repetir una serie de excusas sin fundamento, que inclusive daban al traste con el reglamento aprobado por la mayoría PNP en la Cámara al principio del cuatrienio. Un día más tarde, luego de evaluar lo sucedido, el Presidente de la Cámara anunciaba que convocaría a sesión extraordinaria del Cuerpo para referir ambos proyectos a comisión. Lo ocurrido en dicha extraordinaria, --aunque no relacionado al asunto contributivo-- rompe todos los moldes en cuánto a falta de decoro e intransigencia.

Esta comedia de errores tiene un efecto adverso para la campaña de Fortuño. Su triunfo en las primarias de marzo, le había permitido ganar galones de candidato independiente de Rosselló y sus leales. Pero lo que el País vio la semana pasada levanta natural duda sobre el carácter de Luis Fortuño para lograr que el liderato legislativo que le acompaña en la papeleta, suscriba los compromisos que hace como candidato.

Gobernar a Puerto Rico es cada vez más complejo y requiere mucha fuerza de carácter. Aún con las acusaciones que enfrenta el Gobernador y las encuestas que descartan su reelección como imposible, nadie tiene duda de su control sobre las acciones y posturas del PPD. Si el electorado puertorriqueño continúa percibiendo lo que sucede en el PNP como debilidad del carácter de su nuevo líder, en los tres meses restantes podría evaporarse la tan asumida ventaja de los azules.

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