jueves, 17 de enero de 2008

De alianzas y otras malignidades separatistas

Luis Fortuño está preocupado. Según el precandidato PNP a Gobernador, el Partido Popular Democrático cuaja una alianza perversa para llevar Puerto Rico por la ruta de la soberanía y la separación. Tamaño comienzo para una campaña de medios a dos meses de las primarias. En los albores del siglo XXI, cuándo cualquiera hubiese pensado que ciertos discursos y estilos estaban extintos en nuestro debate político, el Comisionado Resiente ha revivido el fantasma de la independencia por la cocina de los viejos republicanos de García Méndez. Todo esto ante el efecto que ha tenido el “silencio” de Pedro Rosselló como elemento de control en el debate primarista.

¿De qué trata la maligna sociedad PPD-separatista denunciada por Fortuño? Según nos cuenta en un muy sagaz comercial televisivo, el PPD y el gobernador Acevedo Vilá se traen una jugarreta con los sectores “separatistas” para rechazar todo lo que sea norteamericano y así alejarnos del camino de la unión permanente, únicamente posible bajo la estadidad. Mientras nos inculca el terror de su mensaje, nos presenta visuales de las más álgidas protestas que se han suscitado durante este cuatrienio.

Fortuño no ha logrado establecerse dentro de su partido cómo el portaestandarte de la estadidad federada. Aún los más benévolos sondeos indican que el corazón del rollo del PNP, reconoce y considera cómo primera fortaleza de Pedro Rosselló su denodada entrega a la causa anexionista. Así que, ante un presidente del PNP que no se expresa directamente sobre casi ningún asunto y que no escatima en utilizar la maquinaria a su disposición para sacar ventaja individual, Fortuño ha recurrido al miedo.

No es nuevo el uso del miedo cómo herramienta poderosa en nuestra política. Recordemos las denuncias del PNP a finales de la década de 1970, sobre una supuesta conspiración separatista entre Rafael Hernández Colón y el gobierno comunista de Cuba. Llegaron hasta el punto de denunciar transmisiones de la radio oficial cubana a favor de los populares. Luego en 1988, Baltasar Corrada del Río utilizó la imagen televisiva de la bandera norteamericana arriada, mientras se escuchaba el toque de queda, para denunciar las supuestas intensiones separatistas de Hernández Colón y los favorecedores de la república asociada. El efecto fue tal que lograron convertir una ventaja de casi 75 mil votos en una de 50 mil.

El PPD también ha usado el miedo. Recordemos el uso de los impuestos federales bajo la estadidad cómo herramienta más fuerte contra esa fórmula de estatus. En 2004, la herramienta de miedo de los populares fue el impuesto sobre las ventas y funcionó. Sólo, que la historia se encargará de adscribirle al PPD la mitad de la responsabilidad por el IVU.

Fortuño necesita del miedo. Con su nuevo discurso ha perdido la oportunidad de hacerle propuestas serias y contundentes al País. El silencio de Rosselló lo tiene haciendo comentarios y propuestas inconsecuentes. Peor aún, nadie piensa que Fortuño significa estadidad. Esta nueva vertiente en su campaña está dirigida por tanto, no sólo a penepés y defensores de la estadidad sino a los populares conservadores –que son muchos- a los que ha venido cortejando, cómo si fueran necesarios para poder ganar su primaria.

Mientras, el PPD languidece sin un proyecto ideológico definido. El partido del estado libre asociado, pareciera que ya no sabe defenderlo. Hablan de autonomía cómo si se tratase de algo en el abstracto y han perdido la oportunidad de desarrollar un proyecto de educación ideológica para líderes y nuevas generaciones. El colmo lo plantean los independentistas que militan en el PPD que a falta de un proyecto electoral viable para su ideal pretenden utilizar la fuerza del viejo partido de Muñoz para defenderlo. ¡Hasta un alcalde popular se ha proclamado independentista! Otros no son tan directos, pero siendo líderes del partido estadolibrista, no tienen nada bueno que decir del ELA. La inercia ideológica del PPD es el alimento de la demagogia fortuñista. No se duerma el partido de Puerta de Tierra que en Puerto Rico el miedo, aunque nefasto para la psiquis colectiva, funciona.

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