miércoles, 18 de agosto de 2010

Abrieron las compuertas y están en carrera

Poco a poco va tomando forma el cuadro político para las elecciones de 2012. Los dos partidos, como quien no quiere la cosa, están provocando las alineaciones conducentes a la papeleta que presentarán en los próximos comicios. Lo interesante es que faltan más de dos años y medio para el noviembre electoral. La habilidad de gobernar el País se ha reducido a tal punto, que el proceso de reemplazar al gobierno de turno comienza cada vez más temprano.

En el PPD, el senador Alejandro García Padilla, a pesar de que todavía se canta indeciso, está organizando su campaña de forma que cuando abran las candidaturas el espacio ya esté ocupado. Bien sabe el senador coameño que en política, mejor que en ningún otro contexto, los vacíos no existen. Llegar primero siempre ayuda a la consolidación de un líder. Ahora, el asunto no es únicamente sobre el turno de llegada. Tiene que consolidarse un mensaje y presentarse una propuesta que lo convierta en líder indiscutible de la oposición.

Mientras el presidente del PPD, Héctor Ferrer, apuesta a que su control sobre las estructuras y del proceso de reorganización, junto al fortalecimiento de su presidencia tras el triunfo de su candidato en Caguas, sean suficientes para asegurarle una de las candidaturas principales. Otros dentro del partido -alcaldes incluidos- esperan que aparezca un candidato más sólido, preferiblemente parecido a Aníbal Acevedo Vilá.

El posible triunfo, aunque se trate de un espejismo, es tan seductor para los líderes populares que ya se están repartiendo las presidencias de Cámara y Senado a la vez que ofrecen comisiones y puestos en el liderato legislativo. Todo esto sin haber ganado un solo escaño y sin tener claro quiénes encabezarán la papeleta.

Tras la convocatoria de Ferrer el 25 de julio para una "asamblea constituyente interna" -un disparate conceptual que intenta desencadenar la definición ideológica que debió haber ocurrido hace meses- algunas voces del partido de Muñoz advierten que el proceso no les conviene pues engendra el debilitamiento de todos los sectores. Los estadolibristas temen que el proceso sea controlado por los soberanistas, y estos últimos creen que se trata del puntapié final. A lo último la sangre no llegará al río y la ansiada definición no llegará.

En tanto, en el PNP el Gobernador trata por todos los medios de contener un clamor cada vez más intenso para que libere al partido de su candidatura a reelección. Fortuño sabe que tendrá que desistir de postularse, pero si lo hace ahora queda despojado de la poca autoridad política que inspira.

Sus potenciales sustitutos, Pedro Pierluisi y Thomas Rivera Schatz, se apresuran a proclamar la candidatura de Fortuño para quedar en récord y no ser acusados de traición. En el fondo ellos saben que la sustitución llegará tarde o temprano. Porque seguir esperando que la economía despunte, que el gobierno arranque, que el Congreso legisle un plebiscito en el que gane la estadidad, es la estrategia de Alicia en el País de las Maravillas.

Si de corregir el rumbo se trata, el PNP siempre tiene la estadidad como aglutinante. El Proyecto de Estadidad Federada para Puerto Rico, mejor conocido como HR 2499 fracasó en el Congreso. Ante esto, no le queda otra al partido anexionista que montar un plebiscito local e incluir al ELA junto con la libre asociación como opciones, para debilitar las tropas populares y conseguir un mandato para la estadidad que les sirva como combustible de candidaturas.

Tan fuerte es el olor a derrota que alcaldes y legisladores -unos públicamente y otros por lo bajo- comienzan a impacientarse por los efectos demoledores que tendrá para ellos que la cúpula del PNP no lea correctamente el ánimo de los electores.

En tanto, los puertorriqueños echamos un vistazo al debate de candidaturas que dentro de pocos meses nos tendrá sumidos en el fervor de las campañas electorales. Como dice el legendario narrador hípico: "Abrieron las compuertas y están en carrera".

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